A menudo solemos escuchar que somos lo que comemos, sin embargo, no cabe ninguna duda de que también somos lo que tiramos. Todo lo se desecha dentro y fuera de nuestro entorno habla, entre otras cosas, del comportamiento del consumidor, de todo aquello que consumimos, de hecho, se han realizado estudios sobre lo que consumimos desde la época prehistórica, por ejemplo, de este tipo de desechos podemos interpretar cuáles fueron los utensilios para la caza y la recolección que utilizaron, qué tipo de fauna y flora consumieron o domesticaron, qué minerales utilizaron para crear tonalidades pictóricas, qué tipo de vestimenta utilizaban, etcétera.
Todas las interpretaciones que conocemos sobre estas sociedades vinieron de un desecho, es decir, de un vestigio material, principalmente doméstico, que nos han ayudado a entender la vida cotidiana de nuestro pasado.
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Una nueva manera de conocer el comportamiento del consumidor
Actualmente lo que desechamos también habla de nuestros hábitos domésticos o grupales, de nuestras formas de satisfacer nuestras necesidades individuales, de nuestra identidad u otredad con un grupo social en donde nos desenvolvemos y hasta de nuestras preferencias por ciertos productos o marcas que de manera usual se presentan en un contexto particular –nuestra casa, por ejemplo- a lo largo de nuestra vida. Bajo este tenor, MANDARINA reconoce que la Antropología ha sido por más de un siglo la ciencia que nos ha acercado de manera más puntual al estudio cultural del comportamiento humano, sin embargo, esta ciencia nunca ha estado sola.
A lo largo de la historia algunos estudiosos se han apoyado de otra rama de la antropología para implementar metodologías que analicen no sólo los aspectos culturales del ser humano en sociedad y todo lo que esto conlleva, sino que han intentado realizar un estudio más fidedigno en el que el vestigio material tenga un papel protagónico, entendiéndolo en este caso como aquello que se desecha en un entorno doméstico. Por ello, MANDARINA ha recurrido a la Arqueología, parte de la antropología, para aclarar que efectivamente también somos lo que tiramos y no sólo somos lo que comemos.
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La Arqueología, como se sabe, es la ciencia que estudia, describe e interpreta los restos materiales de las sociedades pretéritas, es decir, es aquella que se encarga de estudiar los monumentos, utensilios, tumbas, templos, obras de arte, conjuntos arquitectónicos, pinturas, esculturas, objetos y todo lo que represente un vestigio material y no literario de una sociedad desaparecida.
La Arqueología parte de un principio en que una cosa es lo que la gente dice y otra es lo que la gente hace. En otras palabras, la Arqueología es aquella ciencia que complementa, y otorga otra perspectiva de lo que las sociedades han escrito sobre ellas mismas, a través del encuentro con sus restos materiales, corrobora e interpreta el resto de la vida social más allá de lo que está escrito en los documentos.
En este sentido, los desechos actuales forman parte de un vestigio material con múltiples variantes interpretativas que pueden ayudar a la comprensión del comportamiento cultural humano de una manera más acertiva.
El documento importa, lo que se dice de esa sociedad también, sin embargo, es posible corroborarlo con lo material, algo que enriquece de sobremanera el conocimiento de cualquier grupo social y establece un orden entre lo que se dice y lo que muestran las pruebas materiales.
Es por ello, que en MANDARINA surge de una manera interdisciplinaria una nueva metodología llamada Artrash: arqueología de los desechos, un acercamiento arqueológico a los contextos actuales con miras a interpretar el comportamiento del consumidor, lo que los grupos sociales consumen y desechan en un proceso contínuo de adquisición, uso y muchas veces rehuso del mismo producto.
Se trata de una metodología en donde la antropología va de la mano con la arqueología, donde las dos ciencias se ayudan para establecer herramientas cuyos resultados son aún más fidedignos, ya que no sólo se toman en cuenta las percepciones, hábitos, discursos y observación participante sobre el grupo social que se pretende estudiar, sino que se suman a las interpretaciones los desechos cotidianos de esos grupos, los cuales reflejan sin duda otro tipo de conjeturas que van más allá de la mera especulación o subjetividad de un dato inmaterial.
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ArTrash: arqueología de los desechos
Para ArTrash: arqueología de los desechos lo esencial son aquellos elementos que han cumplido con un papel funcional en el grupo social, es decir, aquellos en donde existe la prueba de que han sido consumidos o utilizados para satisfacer una necesidad, sea ésta básica, lúdica, personal o placentera.
La pregunta es: ¿cómo saber de manera acertiva cuáles productos consume cierto grupo social en su vida cotidiana, cuál es el comportamiento del consumidor?, para ello los métodos y técnicas antropológicas a los métodos y técnicas de la arqueología, es decir, al acercamiento y corroboración directa con sus desechos domésticos, para así generar nuevas interpretaciones.
De ahí la importancia de esta nueva metodología llamada Artrash, por que en ella se establecen los métodos de la arqueología como una vía más para acercarse a la vida social, aquella vida social que muchas veces nos resulta cotidiana e intrascendente, que ni siquiera se coloca en la historia escrita, pero que es de suma importancia para la comprensión no sólo del consumo, sino del comportamiento humano como tal.
Artrash usa las metodologías de la Arqueología para llevar a cabo dicho acercamiento, es decir, se lleva a cabo un recorrido de superficie del contexto; puede ser desde una casa habitacional, un conjunto, un complejo comercial, de oficinas, etcétera., porque todo lugar con presencia humana tiene desechos culturales interpretables.
Posteriormente se lleva a cabo un registro visual, se categorizan los espacios (recámaras, baños, salas, oficinas, estacionamientos, etcétera.) y se realizan los levantamientos para hacer un análisis de los materiales dentro y fuera de su contexto.
Los desechos se priorizan, ya que son ellos los que ayudarán a corroborar la información vertida en los documentos: consumo de ciertas marcas, preferencias, hábitos alimenticios, uso y rehuso de ciertos productos, estatus social, sedentarismo, obesidad, uso de la tecnología, tiempos de ocio, diversiones, ocupaciones, cantidad de integrantes del grupo y sus necesidades básicas, maneras de satisfacerlas, etcétera.
Toda esa información resulta fundamental, ya que también uno de los objetivos de Artrash es conocer al otro a través de lo que hace, más allá de lo que nos dice de él, para ello no tendríamos más que ir a sus desechos domésticos, para darnos cuenta de que no sólo son lo que comen y dicen, sino también lo que hacen y desechan y conocer más del comportamiento del consumidor.
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Autor: Dr. Oscar Mauricio Medina Sánchez.
Director de Proyectos en:
MANDARINA. Investigación con esencia antropológica.
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