Hablar del fracaso de las pymes no solo es incómodo, sino que también es algo doloroso, penoso y difícil de abordar, ya que conlleva a enlistar una larga serie de afectaciones de carácter económico y social en el momento de llevarse a cabo. Las causas del cierre de una negociación son diversas, complejas y hasta cierto punto comprensibles, sin embargo los directores tienen en sus manos una gran responsabilidad en ello.
La realidad es que sus dueños son quienes crean, desarrollan y acaban con sus mismos negocios, son parte del fracaso de las pymes.
Las decisiones de los directores son fundamentadas, en mayor o menor medida, donde los factores que intervienen en ello son, el conocimiento, la experiencia y en muchos de los casos la intuición que tienen sobre los mensajes que le envía la industria, los patrones de consumo y otros patrones del medio ambiente que envuelven el entorno de su empresa. Lo interesante del caso, es que tales mensajes la dirección se los adjudica, justifica y fundamenta decisiones poco pensantes, decretando, limitando y cerrando las posibilidades de mejora, reto y de cambio, gracias a la soberbia y al egoísmo al no escuchar alternativas de mejora de una asesoría interna ó externa. Te recomiendo leer: Las repercusiones comerciales en las PYMES debido a la falta de una transformación electrónica en México.
Lamentablemente, en México vemos constantemente el fracaso de las pymes, no contamos con una cultura empresarial con la apertura necesaria para solicitar la ayuda de los expertos en negocios ya que se cuentan con una serie de paradigmas nada positivos, los cuales impiden que tal apertura se dé y contribuya al salvamento de la PYME que día tras dáa se hunde más. Te comparto el siguiente artículo: Comunicacion Interna, pieza fundamental de la cultura empresarial
En lo personal, he visto que las cámaras empresariales son solo una figura moral y no cumplen en ningún sentido en la mejora de las empresas, quienes dan cursos de capacitación y asesorías fuera de tiempo.
Las decisiones de los dueños, elemento fundamental para el fracaso de las PYMES
Por otro lado, la empresa madura conforme a la evolución de la edad de la dirección, sin embargo existe un punto donde la organización no debe de ser condenada ante el declive del dueño quién agudiza su postura al defender la posición y estilo de liderazgo, los cuales forjaron a su empresa durante años, por lo que la dirección opta por desafiar a quienes ponen en duda la validez de las decisiones tomadas. Quizá te interese conocer más sobre: El Líder Tóxico: su efecto en el ambiente organizacional
Hace 15 días, estuvimos con una empresa del ámbito alimenticio fabricante de tamales, quien dijo: “Sino yo no hubiese sido soberbio… la empresa estaría en muy malas condiciones…” a lo cual tuve el atrevimiento de sonreír y de contradecirlo al expresar: “una cosa es el carácter, empuje y las buenas decisiones y otra cosa es la cerrazón la cual condenara a su empresa a continuar igual o a morir en su defecto”, acto seguido tomé mi portafolios, me despedí y me retiré de la empresa.
La soberbia es una capa que envuelve al ser humano y nubla la aceptación. La vulnerabilidad y el aceptar que estamos expuestos al constante cuestionamiento de nuestras acciones, son conceptos que van de la mano. Al anular ambas y aceptar nuestra vulnerabilidad, es un acto de humildad y de aceptación que refleja la necesidad de querer mejorar. Pero la realidad es que los dueños no quieren aceptar su realidad. Ellos son los que condenan a sus negocios al éxito o al fracaso, que depende en gran medida de su nivel de ego y soberbia. Estamos a sus ordenes para cualquier comentario.
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Autor:
L.R.C. Jorge Palacios
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